Sentirse víctima o serlo

¿Sientes que tu vida es demasiado dura? Quizá tengas una mentalidad victimista. Nuestra mente aprendió que el llanto nos trae atención y sentirnos miserables nos defiende de las consecuencias de nuestros errores. Pero se puede salir del victimismo.

¿Por qué existe el fanatismo?

Es frecuente indignarnos, dolernos y sentir impotencia y frustración cuando vemos cómo ciertos colectivos dañan bienes o personas en nombre de una causa. Y los tildamos de fanáticos y los juzgamos. Si lográramos entender de dónde surgen todos esos actos y pudiéramos encontrarnos en las diferencias, realmente seríamos artífices de un mundo mejor.

No me merezco esto

Solemos pensar que nuestros méritos nos ganan bienestar y amor. Esto hace que nos frustremos o que busquemos maneras tóxicas de relacionarnos. Si logramos entender que hay que equilibrar el esfuerzo con la obediencia a la realidad, podemos ver la vida con ilusión.

Ser obedientes a la realidad

La obediencia a la realidad nos permite seguir caminando hacia nuestro ideal sin frustrarnos y aprendiendo a intervenir en lo que está en nuestras manos, nada más.

La pobreza es un estado mental

Aunque a la población que está bajo la línea de la pobreza pueda resultarle difícil salir de ella por la falta de oportunidades, sí es cierto que un cambio de mentalidad produce un crecimiento no solo en nuestras metas de autoactualización y autorrealización, sino en nuestro mismo bienestar y el de quienes nos rodean. Aprender a empujar nuestros límites hacia un ideal con sentido.

El don de la culpa, pt.2

Continuemos hablando de la culpa. Luego de detectar cuándo el sentimiento de culpa es positivo o no, debo encontrar cómo darle un sentido dentro de mi propósito de vida. Entonces puedo usar estrategias para que la culpa sea una estación en mi camino hacia el cambio, hacia mi misión final.

El don de la culpa

Muchas veces sentimos culpa por muchas razones inexistentes, o la llevamos cargando por siempre. La culpa es un regalo de Dios que nos hace dolernos del mal cometido para poder reparar los daños, y ahí se debe enfocar el sentido que le demos. Debemos aprender si la culpa que sentimos es adaptativa o no.

El juego no es un juego

Jugar ha sido desde los albores de la humanidad un medio de aprendizaje y encuentro. El videojuego no solo es parte de esto, sino que ha conformado la revolución digital que ha modelado nuestra sociedad. Si no aprendemos a jugar, nos quedamos fuera.