¿Psicología positiva o falta de realismo?, pt.2

¿Es suficiente pensar positivamente para ser feliz? No siempre, porque esto sería perder contacto con la realidad. Se trata de trabajar las tres dimensiones de la felicidad: el placer, el compromiso y el sentido.

¿Psicología positiva o falta de realismo?

La psicología positiva no huye de la realidad, sino que la enfrenta desde los pensamientos, cualidades y emociones positivas del hombre. Si nos enfocamos en las virtudes para llegar al fin último de nuestra vida, sanaremos.

Tecnologías y relaciones humanas

¿Quién no se siente abrumado por el bombardeo recibido en nuestro celular? Podemos evitar caer en el imperativo tecnológico, usando de manera equilibrada los recursos que tenemos, y aceptando nuestras limitaciones y las de los otros.

Hablar con el resiliente

La resiliencia es la capacidad para volver de un salto a nuestro estado anterior luego de que algo nos tira al piso. Más que una capacidad es un proceso que seguimos luego de aceptar el dolor y la ira, y salir con creatividad hacia una nueva vida.

Responsabilidad y perfeccionismo

El perfeccionismo, visto como reflejo de una búsqueda obsesiva de perfección, nos lleva a la ansiedad negativa. Mientras tanto, una forma positiva es la responsabilidad, que pretende siempre hacerlo mejor.

Gratitud, una gracia

La gratitud es una virtud pero también una actitud hacia los demás y hacia la vida. Pero para eso debemos reconocer el don, agradecerlo y tratar de retribuirlo. Y eso es una gracia que nos termina abriendo a una vida más plena.

Admitir la debilidad

No nos gusta admitir nuestra debilidad, así como a veces nos encanta que nos compadezcan. El equilibrio está en la obediencia a la realidad, admitiendo nuestras limitaciones y sosteniéndonos en la comunidad.

Ansiedad y perdón.

La ansiedad puede ser positiva o negativa, dependiendo de cómo manejemos nuestra angustia existencial y nuestra búsqueda de sentido.

Creatividad: la llave maestra

Los dramas vitales nos tiran al suelo, pero podemos transformar eso en un trampolín hacia la eternidad. En este sentido, la cantata BWV 25 de Johann Sebastian Bach es muy interesante, al convertir las pruebas de la vida en un legado para la posteridad a través de la creatividad, la llave que abre todas esas puertas, aparentemente cerradas.