Con seguridad todos hemos visto aquel mensaje viral: “Si no sales de esta cuarentena con un libro leído, una habilidad nueva, un emprendimiento nuevo o más conocimientos que antes, entonces nunca te faltó tiempo, solo disciplina”. Y si no lo has hecho, ya te llegará. También es muy probable que este simple mensaje te haya puesto un poco en guardia: ¿qué voy a leer?, ¿qué voy a aprender?, ¿qué voy a emprender? Puedo apostar que más que motivado, te hallaste abrumado.
Ya hemos hablado antes en este blog sobre el sentido, y de cómo encontrar un destino nos facilita el camino. Muchas veces confundimos metas con imposiciones sociales. Las clásicas preguntas: “¿cuándo te gradúas?, ¿cuándo consigues novio (o novia)?, ¿cuándo te casas?, ¿cuándo tienes un hijo?, ¿cuándo tienes otro hijo?”, y cosas por el estilo nos ponen encima la espada de Damocles, la roca de Sísifo y demás ominosos mitos griegos. Lo mismo pasa con mensajes como el anterior, en lugar de ayudarnos a enfrentar la ansiedad del encierro, nos la aumenta.
Fundamental dar gracias por ese tipo de consejos, porque seguro se dan con verdadero interés por ayudar. Segundo, podemos hacer con ellos exactamente eso que estamos pensando: mandarlos a la zona fantasma. Claro, estoy dramatizando. La idea es agradecer y luego tomar lo que nos sirva de esos consejos o preguntas preocupadas. Porque con ellos debemos construir nuestras propias metas, encontrar nuestras propias intenciones.
Para eliminar la ansiedad en estas circunstancias, necesitamos tener claras algunas cosas:
- Este es un período especial, probablemente único, en nuestras vidas, en las de todos. Debemos pensarlo como un paréntesis. No son unas vacaciones, pero tampoco parte de la rutina que teníamos antes.
- Debemos elegir nuestras batallas. Lo que al uno le sirve, para el otro es tiempo perdido; lo que el uno puede hacer sin complicaciones, el otro lo siente como un yugo insufrible. Decimos por aquí, “caduno-caduno”.
- Dividir en propósitos pequeños. Si consideramos esa meta del “crecimiento personal” como una montaña del tamaño del Chimborazo, es casi seguro que no comencemos nunca a emprender esa ruta. “Poco a poco se llega lejos”.
Ponte metas claras y cumplibles, dentro de las prioridades que tienes en tu vida. Anda midiéndote para ver cuán factibles y realistas son. Ten en cuenta, también, cuánto depende de tu propio esfuerzo y cuánto de lo externo que no puedes controlar.
La motivación viene de adentro, pero se ajusta a las circunstancias con las que se enfrenta. No es únicamente cuestión de disciplina o recursos (tiempo, dinero), sino de obediencia a la realidad y de que eso calce con el sentido último de tu vida. Solo entonces puedes proponerte lo que sea, que lo vas a lograr con fe, paciencia, trabajo y perseverancia.
Y seguro resulta bien.
Un comentario en ““Si no sales de esta cuarentena…”, la presión online”