Este es el 100

Es simpático que en el artículo anterior haya festejado el aniversario de Imago Dei, y en este venga a celebrar la centena de publicaciones. Claro, con la trampita que ya mencioné en ese artículo de haber hecho dos ‘posteos’ anteriores al primero pensado para este blog. Pero esos son tecnicismos, este es el cien y hay que festejarlo. Ya en el artículo número cincuenta hablaba sobre Escribir para tomar aire. Y entre este y el previo suman de forma bastante consistente la motivación detrás de esta bitácora de psicología, escrita por un psicólogo pero sobre todo por una persona, con sus limitaciones y potencialidades. Igual que Imago Dei.

Yo quiero que Imago Dei crezca y poder llegar a más gente, pero eso no depende únicamente de mí. Depende del estado del «mercado»: en las redes, la oferta es casi infinita. ¿Por qué alguien elegiría leer durante cuatro o cinco minutos lo que escribe un psicólogo cualquiera en Quito? ¿Por qué alguien sentiría que es importante para su vida? ¿Por qué se vería impulsado a suscribirse, «laiquear», compartir o comentar uno de los miles de millones de posts que encuentra al acaso? Y sin embargo, sigo manteniendo la convicción de que detrás de esto hay un llamado. A pesar de que al momento haya un poco más de doscientas personas suscritas a mis redes, un par de decenas de almas que en verdad leen el blog, un puñado que ponen sus «Me gusta» y uno o dos que comentan y comparten, estoy seguro de que puedo hacerlo mejor cada día, y esparcir esta gana de tender puentes hacia la verdad, la bondad y la belleza.

Porque sé que también depende de mí. De constancia, de lograr contenido cada vez más atractivo, interesante y bien hecho, de aprender a desenvolverme mejor en los medios digitales. Y esa parte de responsabilidad es mi compromiso. Por eso me lleno de sueños, como los de meter a Imago Dei a TikTok, YouTube o quién sabe qué otras plataformas. Después de todo, el medio es el mensaje y es el masaje, decía McLuhan. Estoy consciente de que la palabra escrita ha sido un paréntesis en la historia de una humanidad que, en gran medida, es oral. Aquello que contaban los ancianos alrededor del fuego en los albores de nuestra historia es ahora contado en estos nuevos fogones virtuales, ya no solo por los viejos sino por gente de todas las edades y condiciones.

Lo que sí se debe mantener es el amor que le pongo. A veces siento que es un grito al vacío, pero a la larga siempre puede llegar a un oído que lo estaba esperando. El amor lo logra todo y la paciencia todo lo alcanza. De una cosa estoy seguro: como me he desmarcado de la ansiedad por los likes y realmente sigo haciendo esto porque me mueve algo más grande que yo, sé que nada de esto caerá en saco roto. Hoy, mañana o en diez años, el esfuerzo habrá dado frutos. Frutos de amor, de amor a Dios, al prójimo y a mi vocación. Y entonces podré decir satisfecho: valió la pena la esperanza.

Que estos cien artículos venzan el olvido y se lancen al infinito. O al menos al corazón de una persona. Y los cien se centupliquen.

Photo by shy sol on Pexels.com

Publicado por pfreilem

Mi vocación por el estudio de la afectividad y la mente humana, y de cómo estas se integran con la fisiología y la espiritualidad, surge del propósito vital de hacer de este un mundo mejor, de persona en persona. Estoy convencido de que a través de la búsqueda del conocimiento de uno mismo y la comprensión de la realidad, podemos generar cambios no solo en nuestra individualidad, sino en los distintos espacios colectivos que habitamos. Psicólogo licenciado por la Universidad Técnica Particular de Loja, he realizado Diplomados en Psicología Cristiana y Antropología Cristiana por la Universidad FASTA (Mar del Plata, Argentina) y he participado en el Curso de Estilos de Pensamiento con el Dr. Robert Sternberg, (Boston, Estados Unidos de América) y el Seminario Psicología & Persona Humana (Lima, Perú). He efectuado prácticas en diversas instituciones empresariales y educativas. He actuado como facilitador de intervenciones apreciativas para el cambio profundo en las organizaciones. Poseo una amplia experiencia en charlas de formación, consejería y en consulta privada, gracias a la cual he podido responder a un llamado personal de incidir en la paz social a través del encuentro con la paz interior.

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