Nadie nace sabiendo cómo ser padre, y en esta labor aprendemos junto con nuestros hijos. Si reconocemos al hijo como un ser individual y libre, podremos ayudarlos a ser la mejor versión de ellos mismos. Todo a través de ver a Dios como una imagen del padre perfecto. Que este día del padre sea una oportunidad para reconciliarnos con nosotros, con esa imagen de Dios en nosotros y en nuestros papás. ¿Ya te reconciliaste con tus padres? ¡Feliz día!