Las máquinas simples en psicología (pt.3)

Cierro esta serie de artículos en la cual he hecho analogías de cómo usar máquinas simples en nuestros procesos mentales con el fin de tener más recursos para ser mejores seres humanos. Había recordado que hablar de máquina se refiere a cualquier objeto fabricado para realizar una tarea física, y que las máquinas simples son los artefactos primigenios que cumplen esta labor: palanca, plano inclinado, cuña, rueda y eje, polea, tornillo. Por esto han sido la base del desarrollo de las civilizaciones. Concluyo con los dos últimos y sus connotaciones cognitivas.

Habíamos relacionado esta idea con las de McLuhan y las herramientas tecnológicas como extensiones del cuerpo y cómo configuran el desenvolvimiento de las sociedades, Duncker y la utilidad de evitar la fijación funcional, y Julian B. Rotter en cuanto a alcanzar un locus de control interno que genere una motivación hacia la autorrealización, según Maslow y Rogers. El punto es poder encontrar el sentido a la utilización de estas máquinas mentales como potenciadores del trabajo que conduce al cambio en nuestras vidas.

  • Polea

Una polea es una rueda en un eje diseñada para soportar el movimiento y variación de dirección de una cuerda (cable, cadena o correa) tensa, o la transferencia de potencia entre el eje y la cuerda. Siendo una modificación de la palanca, a través de la rueda y el eje, las fuerzas intervinientes son análogas a las de estos. Sus elementos son la rueda o polea propiamente tal, en cuya circunferencia (llanta) suele haber un canal (garganta o cajera) para guiar la cuerda; las armas, que son una armadura en forma de U invertida que rodea la rueda, con un gancho en la parte superior del que se suspende el conjunto; y el eje, que puede ser fijo o móvil.

Una polea no serviría de nada si la cuerda no pudiera moverse en el canal de la rueda. Muchas veces escuchamos que alguien le dice a una persona con depresión que “ponga de parte”. Ese poner de parte se traduce en una idea del tipo “tengo muchas cosas para estar feliz, no debería sentirme así”. Esa es una cuerda fija en la rueda. No me levanta, por más fuerza que haga, porque no es libre. No es libre, porque está sujeta a la rueda que son las razones objetivas para ser feliz. No toma en cuenta el peso que tiene que cargar y la subjetividad que implica. Pero suele ocurrir también que la persona se va al otro extremo, y no quiere que le asistan porque se acostumbró a esa polea de pensamientos positivos. Es lo que suele ocurrir con la mecánica de la autoayuda (y de eso ya hablé en otros artículos). Una mecánica de la autosuficiencia que atrofia la capacidad de enfrentar los problemas como un equipo. Ante eso, hay que considerar que la polea resulta más eficiente cuando hay más de una, es decir, en un aparejo o polipasto: jalar los pesos juntos nos es menos trabajoso.

  • Tornillo

El tornillo deriva del plano inclinado. Es una superficie en forma de hélice que rodea a un cilindro y que calza en un orificio enroscado. El mecanismo de rosca transforma un movimiento giratorio aplicado en la cabeza del cilindro (con otra herramienta en forma de cuña, o un volante o manilla), en otro rectilíneo. La fuerza aplicada por la longitud de la circunferencia de la cabeza es igual a la fuerza resultante por el avance del cilindro.

La vida es una espiral, decían los antiguos. Patrick Geddes, polímata escocés, se lo aclaraba a sus hijos reflexionando sobre los días de la semana, que siempre tienen una sucesión idéntica, pero un sábado no es igual a otro sábado. Es decir, repetimos patrones, no en la misma posición, sino uno después de otro (si no fuera así, sería un círculo, que es una manera alterna de ver la vida). El tornillo es una espiral que, al girar, imprime una fuerza que normalmente se convierte en distancia. Hago la analogía entre esa espiral vital y la hélice del tornillo, y pienso que debemos darle un sentido y un fin a su rotación. Si buscamos unir dos tablas con un tornillo sin tope, sin cabeza, y sin la dirección correcta, no cumpliría el objetivo. En un proceso similar al de la rueda, estar girando sin parar en cualquier dirección nos impide encontrar la motivación para seguir adelante. Como un tornillo aislado, la vida pierde sentido. Tener claro el propósito y la dirección nos permite encontrarnos a nosotros mismos a través de lo que buscamos lograr en nuestra vida, que ha de ser una espiral hacia la Salvación.

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Este largo artículo dividido en tres, ha querido girar como un tornillo alrededor de las máquinas simples como metáforas de algunas herramientas psicológicas. Estoy convencido de que aprender a conocer nuestros procesos mentales es la clave para poder desarrollar formas de pensar y actuar que nos mantengan en un continuo crecimiento, para llegar a ser los seres humanos que podemos (y debemos) ser. Se trata de entender cómo enfrentamos los obstáculos, cuán urgidos estamos para evidenciar los cambios en nosotros, cuán cortantes o repetitivas son nuestras ideas, cuánto nos olvidamos de la realidad persiguiendo soluciones mágicas, o cuánto perdemos el sentido de nuestra vida. Podemos darle un giro a nuestros sesgos mentales, a nuestros bloqueos afectivos, y seguir creciendo hacia nuestro objetivo: ser siempre la mejor versión de nosotros mismos. Ser santos. Estamos condicionados por nuestras circunstancias, pero somos dueños de nuestras decisiones. Ahí está el trabajo.

Utilicemos las máquinas simples mentales para encontrar esa ventaja mecánica que optimice nuestro desarrollo personal.

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Publicado por pfreilem

Mi vocación por el estudio de la afectividad y la mente humana, y de cómo estas se integran con la fisiología y la espiritualidad, surge del propósito vital de hacer de este un mundo mejor, de persona en persona. Estoy convencido de que a través de la búsqueda del conocimiento de uno mismo y la comprensión de la realidad, podemos generar cambios no solo en nuestra individualidad, sino en los distintos espacios colectivos que habitamos. Psicólogo licenciado por la Universidad Técnica Particular de Loja, he realizado Diplomados en Psicología Cristiana y Antropología Cristiana por la Universidad FASTA (Mar del Plata, Argentina) y he participado en el Curso de Estilos de Pensamiento con el Dr. Robert Sternberg, (Boston, Estados Unidos de América) y el Seminario Psicología & Persona Humana (Lima, Perú). He efectuado prácticas en diversas instituciones empresariales y educativas. He actuado como facilitador de intervenciones apreciativas para el cambio profundo en las organizaciones. Poseo una amplia experiencia en charlas de formación, consejería y en consulta privada, gracias a la cual he podido responder a un llamado personal de incidir en la paz social a través del encuentro con la paz interior.

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